La disyuntiva del siguiente gobierno: abordar la urgencia climática o continuar con los combustibles fósiles.
México se encuentra en una encrucijada: puede apostar a un modelo de tecnologías limpias con la adopción de energías renovables y la electromovilidad, o puede seguir usando combustibles fósiles para la generación de energía, lo que significa un camino de altos riesgos. Significa también oportunidades para liderar las industrias que se están posicionando globalmente y así asegurar los empleos y la prosperidad. Esta apuesta por la transición energética es además clave para atender la emergencia climática, que, como muestran las olas de calor, las inundaciones y los huracanes, ya es una realidad incuestionable. Las propuestas de los candidatos presidenciales son insuficientes para garantizar esta transición energética como una vía para el crecimiento económico y la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
El Análisis de las propuestas energéticas en las plataformas electorales, realizado por la Alianza por una Transición Energética Justa, subraya que este tema está presente en las propuestas de las y el candidato presidenciales y sus plataformas electorales. Los planteamientos coinciden en rubros como el aumento del uso de energías renovables y la integración de comunidades rurales y urbanas, además de promover la electromovilidad. Sin embargo, destaca la ausencia de temas cruciales como la inversión en ciencia y tecnología, la formación de talento y la inclusión de las juventudes y la generación de empleos para este sector de la población. Las mayores diferencias se presentan en los esquemas de gobernanza del sector energético, la reforma a los subsidios fósiles y la manera en que Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) pueden transitar hacia la energía limpia.
La Dra. Isabel Studer, quien encabeza la ONG Sostenibilidad Global y forma parte de la Alianza, comenta que “el seguir el camino de los combustibles fósiles implica riesgos para nuestro país y la pérdida oportunidades económicas, ya que persistir en este modelo no sólo plantea riesgos financieros y de obsolescencia para México, sino que también puede cerrar oportunidades de mercado y empleo en industrias emergentes y más limpias”.
El índice de independencia energética, que mide la relación entre la producción total de energía y el consumo nacional de energía, se ubicó en 0.68 en 2021. Es decir, , a pesar de los importantes recursos públicos que se invierten en producción y extracción de petróleo, México pierde dinero y sigue dependiendo del exterior para abastecer su consumo nacional de energía. En 2022, México exportó más de 637 millones de barriles de crudo y, al mismo tiempo, importó más de 1.8 mil millones de barriles de productos refinados de Estados Unidos. Esto representa más del 72% del consumo interno de gasolina, diésel, gas natural y combustible para aviones en el país. El agotamiento de las reservas de petróleo, además, hace que cada vez nos cueste más extraer el petróleo. El rendimiento de la inversión se ha desplomado.
En 2000 por cada Mdp invertido anualmente se producían 66 barriles diarios, para 2022 solo se producían 4. A esto se suman las pérdidas millonarias por la refinación de petróleo. Persistir en el modelo basado en combustibles fósiles aumentará la dependencia de México hacia el exterior y los riesgos financieros y de obsolescencia de activos asociados. Un segundo factor es la doble dependencia de México, pues también depende del exterior para la generación de electricidad. Respecto al gas, “Importamos de Estados Unidos más de la mitad del consumo nacional de este combustible, que además es la fuente de más de dos terceras partes de la generación de electricidad. La solución a esta doble dependencia es la inversión acelerada en electromovilidad, energías renovables, líneas de transmisión y distribución, así como sistemas de almacenamiento”, afirma la Dra. Studer
Ante este panorama, la Alianza por una Transición Energética Justa, plantea la necesidad de compromisos concretos en política energética por parte de las y el candidato presidencial. Es crucial que los candidatos a la presidencia se comprometan a establecer objetivos claros y plazos definidos para impulsar una transformación del sistema energético nacional, , además de sentar las bases para asegurar la disponibilidad de recursos energéticos para el crecimiento económico y el bienestar social en México.
La Alianza por una Transición Energética Justa insta a los candidatos presidenciales y a la sociedad mexicana a reconocer la crisis climática como una oportunidad para redefinir el desarrollo económico y social del país hacia un futuro más próspero y equitativo.