Fracasa la era fósil: la ONU lanza un mensaje directo a la industria energética
Actualizado el 2025-07-24 11:30:14
En su más reciente discurso ante el Foro Político de Alto Nivel para el Desarrollo Sostenible, António Guterres no dejó lugar a matices: la era de los combustibles fósiles ha fracasado. Con esa frase, el Secretario General de la ONU trazó una nueva línea narrativa para el futuro energético global.
La afirmación no es gratuita. En 2024, el mundo sumó más de 580 GW de nuevas energías limpias, un crecimiento del 20 % respecto al año anterior. Además, más del 90 % de esa capacidad se instaló a costos más bajos que la fuente fósil más barata. La energía solar y la eólica terrestre son hoy, en promedio, 41 % y 53 % más económicas, respectivamente, lo que refuerza que la transición energética ya no es solo deseable: es financieramente inevitable.
A esto se suma un dato clave: la inversión global en energías renovables superó los 2 billones de dólares en 2024, rebasando por amplio margen lo destinado a nuevas infraestructuras fósiles.
Guterres no se limitó a hablar del cambio climático. Advirtió que, quienes se resistan al cambio están socavando sus propias economías. Llamó a acelerar la transición con justicia y equidad, y lanzó un mensaje directo al sector privado —especialmente a las grandes tecnológicas— para operar con 100 % energías limpias antes de 2030.
Para América Latina, esta narrativa marca un antes y un después. La región concentra algunos de los mayores potenciales solares y eólicos del mundo, pero también enfrenta brechas en infraestructura, financiamiento y capacidad técnica. México no es la excepción: mientras se discute la ruta de la soberanía energética, el mundo ya habla de descarbonización total, competitividad limpia y nuevos modelos económicos.
En Bstrategic leemos esta señal como una llamada a la coherencia. Los proyectos, discursos e inversiones deben moverse al ritmo de esta nueva realidad. Las empresas energéticas ya no serán evaluadas solo por su rentabilidad, sino por su capacidad de adaptación, transparencia y contribución tangible a una transición justa.
No se trata de si estamos listos para dejar atrás la era fósil. Se trata de quién liderará lo que viene después.